domingo, 31 de mayo de 2009

Sobre la conducción del texto

Estos días he pensado acerca de todo este tema de liberar el texto o conducirlo.
Stanislavsky, hablando del texto, usaba una metáfora que ahora no recuerdo exactamente, pero que usaré con mis propias palabras:
Decía algo así como que el texto era a la vez el primer y el último peldaño de la escalera que sería el trabajo actoral. Primer peldaño, porque de él extraíamos la información en que basar nuestro trabajo de investigación sobre la obra y el personaje, y último, porque todo ese trabajo se cristalizaba en escena en la forma que tiene el personaje de expresarse: la palabra, el texto.
Yo, particularmente, cuando comienzo a trabajar sobre un texto, tengo tantas cosas en la cabeza que no sé por dónde empezar: objetivos, estrategias, caracterización, voz, "uy-no-estoy-haciendo-ni-puta-gracia", "uy-el-director-mira-para-otro-lado-cuando-hablo", "¿estoy-haciéndo-lo-mismo-de-siempre?"... etc, etc...
Sólo consigo esa sensación de que el texto fluya, de que la cosa vaya por sí sola, al cabo de un buen tiempo. Las cosas se han asentado, tengo claro lo que quiero en la escena, veo que no me juego mi carrera con este papel... Y entonces, con mi trabajo hecho, me siento lo suficientemente seguro de mirar al compañero a los ojos. Es entonces, cuando, de vez en cuando, siento que no tengo que pensar la frase que viene a continuación, la emoción que tengo que tener, o me sorprendo de que el otro actor diga el texto de otra manera o haga algo distinto a lo de siempre y me provoque algo que ni con un análisis de texto de diez horas se me habría ocurrido.
En fin, que en mi experiencia, esa sensación de "liberar el texto", "estar en el aquí y ahora", "dejarte llevar" o como lo queramos llamar, la encuentro (cuando aparece) en los últimos peldaños de mi trabajo. Es la guinda del pastel. Para mí resulta tan frustrante intentar alcanzarla cuando apenas he empezado a subir peldaños que prefiero no concentrarme mucho en ella. Sé que está ahí, y que quizás ponga el pie en él, pero desde luego será dentro de un tiempo, cuando deje atrás muchos otros peldaños sin los cuales no podría sostenerme.
Jorge

3 comentarios:

  1. Voy a contradecirte en parte, advierto. Creo que entiendo perfectamente tu sensación con respecto a liberar el texto, y sin embargo creo que la solución a esa sensación no es retrasar la cuestión. Con esto quiero decir, compatibilizar el trabajo con el entrenamiento, siendo pragmático y eficaz en el trabajo, en la medida en que hemos de adaptarnos a las circunstancias dadas del mismo, pero incorporar siempre un dato nuevo, una prueba de algo que queremos tantear. Seguiré con tu metáfora de la guinda del pastel. Pues es como si con cada trabajo añadiésemos un nuevo ingrediente sin comernos los otros, algún día tendremos una tarta para chuparse los dedos.
    Y simultánemente no dejar de entrenar, por supuesto el texto, para que con cada trabajo podamos habitar más la zona de la facilidad. En todo caso nunca olvidarnos de una tarea pendiente, sin por ello dejar de ser eficaces laboralmente.
    Y después a ponernos hasta las trancas de tarta.

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  2. Voy a matizar, advierto ;)
    Con lo que dije no me refería a retrasar el momento de "liberar el texto" como si fuera algo a lo que no prestarle atención hasta el final, sino más bien como algo en lo que creo que no es productivo ocuparse activamente en las primeras fases del trabajo.
    Creo que preocuparse antes de tiempo en algo tan sutil y concreto como es el texto liberado puede bloquearte, porque es normal conducir el texto cuando aún estás pendiente de muchas otras cosas. Básicamente quería hacer un llamamiento a la calma, pues tenía la sensación de que ultimamente había algo de preocupación con el tema.
    De todos modos, coincido en lo que dices acerca de añadir "ingredientes" al trabajo y ponerse las cosas siempre un poco más difíciles. Como cuando entrenábamos palabra con el metrónomo y Ernesto recomendaba ajustar la velocidad siempre un poco más rápido de lo que fuéramos capaces de manejar. Sin desafíos no hay evolución.
    Jorge

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  3. Pues va a ser que estoy muy de acuerdo contigo. Sobre todo o ante todo ni deprimirse/bloquearse porque no se es capaz de hacer que el texto fluya, ni olvidarse de ello. Vamos, que te advierto de que estoy de acuerdo contigo.

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